Los picles son verduras fermentadas, ricas en ácido láctico, beneficiosas para la flora intestinal. Son la forma más sencilla de iniciarse en la fermentación ya que se pueden comer en menos de una semana.
Ingredientes y utensilios:
1 zanahoria ecológica grande o 2 medianas
1 cucharada rasa de sal marina sin refinar (sin yodo añadido) o sal Maldon
250 ml de agua mineral (no del grifo, ya que el cloro inhibe la fermentación)
Gasas esterilizadas
Goma elástica
Tarro de vidrio o cerámica de 250 ml esterilizado (no sirven de metal o plástico)
Elaboración:
Esteriliza el tarro que vas a usar. Puedes ponerlo en el lavavajillas en un ciclo caliente y utilizarlo de inmediato, tras lavarlo a mano por si ha quedado algo de detergente.
Lava y pela la zanahoria y córtala en tiras de medio centímetro de grosor.
Coloca las tiras de zanahoria en el tarro bien apretadas.
Mezcla el agua con la sal y viértela sobre la verdura, asegurándote de que todas las tiras queden completamente sumergidas.
Tapa con dos gasas y una goma de atar. El oxígeno interactuará con las verduras creando ácido láctico.
Guarda el tarro en un armario seco y oscuro durante 5 días. Cuando la zanahoria esté lista para consumir, estará ligeramente ablandada. En ese momento, retira las gasas y tapa.
Consérvalo en la nevera y consúmelo en una semana.
Notas:
Puedes sustituir las zanahorias por otras verduras de textura firme, como rábanos, judías verdes, chirivías o remolacha. Las verduras blandas, como calabacín o berenjena, no funcionarán. Siempre es recomendable que sean ecológicas, ya que cualquier aditivo puede afectar al proceso.
La fermentación láctica es el proceso llevado a cabo por las bacterias Lactobacillus (así llamadas porque fueron descubiertas en la leche). Estas bacterias convierten el azúcar en ácido láctico, que inhibe el crecimiento de las bacterias nocivas e incrementa los niveles de vitaminas y enzimas en las comidas, además de potenciar su digestibilidad.
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